jueves, 16 de febrero de 2012

La Sala de Reflexión, de Antoni Tàpies



Tàpies, en la Sala de ReflexiónLa Sala de Reflexión, un espacio emblemático 
En 1993, Antoni Tàpies recibió un encargo especial de la UPF: crear un espacio de reflexión y meditación para el nuevo campus de la Ciutadella que se estaba construyendo. El pintor acogió favorablemente la propuesta, sobre todo debido a la singularidad de poder diseñar con absoluta libertad artística una capilla laica.

Una vez inaugurado el edificio Jaume I del campus de la Ciutadella en septiembre de 1996, tres meses más tarde, el 5 de diciembre, se abría al público la Sala de Reflexión. El espacio tiene una apariencia de cripta semienterrada de más de 500 metros cúbicos, con una planta de 10 x 5 metros y una altura de 10 metros, y se encuentra en la planta inferior del edificio.

Tàpies concibió el diseño y el contenido del espacio para que contribuyera a crear la atmósfera necesaria para invitar a la reflexión y al recogimiento interior del visitante. Así, la Sala de Reflexión reúne una serie de obras del artista, elegidas personalmente, con esta intención. Se trata del Díptico de la campana (1991, de 3 x 5 metros) y de la escultura Serpiente y plato.

Tàpies intervino también en la colocación de la veintena de sillas de enea que, dispuestas de manera ascendente en uno de los muros laterales, simbolizan la elevación espiritual. La Sala se completa con unos esgrafiados en los muros y con la puerta de vidrio de acceso. El espacio está iluminado por la luz cenital que entra por las tres ventanas situadas en la parte superior.
Tàpies trabajando en la Sala de ReflexiónEl propio Tàpies escribió un texto manuscrito con el ideario del espacio que había creado, que se puede leer en la entrada de la Sala de Reflexión, y que dice lo siguiente:

"Ante los excesos de agitación, de dispersión mental y de los innumerables cultos a 'realidades falsas' a los que estamos sometidos en las sociedades actuales, me ha parecido muy oportuno contribuir a crear un espacio y unas imágenes que favorezcan el recogimiento, la concentración y, en definitiva, un mejor acercamiento a nuestra verdadera naturaleza.

Hay toda una tradición de creencias que practica y aconseja esta posible modificación del nivel primario de la conciencia para llevarla a las zonas más auténticas del ser. Son técnicas que, adaptadas a la actualidad, hasta se pueden considerar una terapia de gran importancia para nuestro equilibrio. Y, de hecho, el tronco principal del arte de todos los tiempos no sólo ha sido siempre aliado con ellas sino que a menudo es el elemento principal.

En unos momentos, pues, tan dominados por las 'culturas' de la distracción y del negocio, cuando hasta algunos museos se pasan los bulliciosos y a menudo tan alienantes espectáculos de masas, creo muy significativo que desde el mundo universitario recordemos la necesidad de unos espacios de silencio y de reflexión con los que el arte justamente puede ejercer sus funciones más nobles y seguro que más útiles a los ciudadanos". 

La creación de la Sala de Reflexión de la UPF supuso la instalación de la tercera gran obra pública de Tàpies en Barcelona, ​​después de El Homenaje a Picasso, ubicado en el paseo Picasso, y de Nube y silla, la impactante escultura que corona la sede de la Fundación Tàpies de la calle Aragón.

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